¿TAXISTA VIGILANTE? POR DIOS, ESO ES UN AGRAVIO SOCIAL.
*Hasta delincuentes pudieron colarse como “Taxistas Vigilantes”; ¿usted sabe quienes son?
*Sólo uno de cada 50 ciudadanos dijo confiar en un taxista, ¿usted confiaría?
*”Taxista Vigilante” es el desatino y la aberración más triste del sexenio en turno.
POR: MIGUEL ANGEL CARRILLO BARRIOS.
Hace algunos meses, el pseodoprograma “Taxista vigilante” fue anunciado a la sociedad tuxtleca como si hubiera sido producto de una rigurosa investigación para coadyuvar en los aspectos de seguridad. Sabemos todos que ni es programa ni está basado en una metodología sino que fue la improvisada idea que afloró quizá de una mente alcohólica y quizá de aquellos que pensando más allá de todo contenido social, pensó que los taxistas son hermanos de la caridad.
Pero a parte de ser un pseodoprograma, improvisado, mal hecho, pensado bajo los esquemas de maldad, jamás se hizo una selección meticulosa para seleccionar a quiénes debían incluirse como coadyuvante en esa difícil tarea de denunciar, pues antecedentes en los archivos de la Procuraduría General de Justicia del Estado sobran donde se evidencian datos en que gran cantidad de taxistas han sido detenidos como traficantes de humanos, asaltantes o cómplices de aquellos, violadores, abusivos, violentos y sobre todo, con el honor ser los que más accidentes automovilísticos cometen.
Muchos de ellos al ser entrevistados, confesaron que “lo hacemos por el celular y el tiempo”, otros le entraron como dijeron “por puro desmadre”. He tenido reportes de muchos de esos taxistas que a propósito y ser permiso ni motivo, han tomado fotografías a ciudadanos comunes, fotografías que como todos sabemos, van a parar a un banco de datos de la policía de forma automática, sin embargo, nada han dicho ni hecho en contra de esos “Taxistas vigilantes” para que no realicen acciones semejantes, que ponen en riesgo su propia y la de su familia, sobre todo si esas fotografías van en contra de personas que tiene cuentas con la justicia.
Hay que destacar que de esos taxistas que recibieron el celular, muchos tienen cuentas pendientes con la ley, otros ni siquiera licencia de conducir tienen y aunque no pretendo generalizar, quiero revelar que el resultado de una encuesta que se hiciera con un total de mil 223 ciudadanos, solo uno de cada 50 dijo confiar en un taxista, los demás encuestados vertieron opiniones impublicables contra los trabajadores del volante, e incluso muchos confiaron historias que constituyen delitos contra muchos de los taxistas, pero que al no aportar pruebas, omito su reproducción.
La encuesta se llevó al azar, dividiendo a la ciudad ocho tantos, encuestando a un 60 por ciento de mujeres y un 40 de hombres; en la encuesta se incluyeron a todas las clases sociales, dentro de las preguntas que se les formuló fueron de que si estaba enterado de que se había echado a funcionar un programa autodenominado “Taxistas Vigilante”, si conocía alguno de ellos, cuál era su opinión general del actuar de los taxistas, si alguna vez habían tenido problemas con algún taxista, si sabía de las funciones que tenían o tendrían, si confiaría su seguridad a algún taxista, si sabe de taxistas que han tenido problemas con la justicia, entre otras preguntas de las cuales, en su mayoría fueron con resultados desfavorables contra esos señores, que paulatinamente se han ganado el repudio social.
Ahora, como se dijo en el preámbulo de este artículo, desconozco el por qué tiene que incluirse a personas de reprobada reputación como coadyuvantes del quehacer policíaco, ahora bien, esos señores tan pronto les dieron el celular y por ende en nombramiento, ya se sienten autoridades, pues piensan que tienen la supremacía sobre todo ciudadanía, muchos alardean ser taxistas vigilantes (como si fuera la gran cosa), otros aseguran que ellos pueden denunciar y hasta detener a cualquier persona que cometa algún delito.
Lo dicho anterior sobre las detenciones, habría que tener mucho ciudad, pues nadie puede hacer funciones policíacas ya que esa es una facultad constitucional si el ciudadano las asume, estaría inmediatamente cometiendo el delito de “secuestro” en algunas de sus modalidades y hay que saber que éste, es uno de los de los contemplados en el apartado de delitos “Graves”, que no alcanzan fianza y que tienen una penalidad que oscila entre los 20 a 40 años de prisión.
Por ello, si a estos taxistas vigilantes que son auténticos brutos y perfectos analfabetas y además grandísimos ignorantes del derecho y sobre todo, derecho penal, tuvieron que darles una preparación formativa, académica y legal y además un nombramiento donde les acredite como coadyuvantes de los cuerpos policíacos o auxiliares de cuerpos policíacos, pero fueron levantados del basurero y como ellos mismos manifestaron: “lo hicimos por el celular” , entonces, no faltará alguien que tendrá el gusto de querellarse contra ellos por cualquier delito que cometan y sobre todo, que estén configurados dentro de la legislación penal chiapaneca.
Es lógico entender algunas tendencias, como por ejemplo las electorales, que no se descarta que esos taxistas, malamente autonombrados “vigilantes” serán los amos del acarreo durante las campañas electorales y la jornada electoral próxima y las que vengan, pues son ellos los que cuentan con celulares con cámaras directamente conectadas a la base de datos de los cuerpos policíacos, por lo que sería muy conveniente que los contendientes de los partidos políticos ajenos al oficial, estén al tanto para hacer estas acotaciones.
Hace algunos días, el alcalde capitalino Jaime Valls Esponda, aseguro que “gracias a los taxistas vigilantes” se ha conocido la existe de gran cantidad de baches, topes y algunos delitos que han sido denunciados en el momento de cometerlos; esto último, nadie podrá objetar la participación ya sea que provenga de un ciudadano sin ser vigilante o de los mismos taxistas apodados vigilantes, pero los ¿baches? Señor Valls, por favor, solamente los idiotas no lo perciben pues esos hoyos que en Tuxtla se les llama baches, los perciben hasta los ciegos y ya no se diga los que todavía vemos.
Creo que algunas de las declaraciones de los gobernantes hacen, deberían cuidarse al abrir la boca, púes el hecho que un taxista reporte un bache o un tope, es equivalente a que alguien que haya sido violada vaya a querellarse, ya que en ambas hipótesis se persiguen los intereses comunes, fines aviesos y otras y no el interés publico, social o común, pues los taxistas vigilantes reportan baches y topes, yo, realmente no entiende para qué diablos se les dio ese celular a los “reyes de las calles”, pues los topes los autoriza y los pone el mismo ayuntamiento y los baches porque es el mal endémico capitalino donde los taxistas acaban llantas hasta por deporte.
Es pues diría a mi muy personal juicio y opinión, que después de haber realizado todo una serie de juicios respaldos sustentados en la lógica y los razonamientos vertidos por la sociedad, y otros dentro del razonamiento metodológico, que el programa “taxista vigilante” es el desatino y la aberración más triste del sexenio en turno, porque pareciera que estamos en una ciudad donde todos tenemos cerebro enano y que solamente el que ideó el pseodoprograma taxista vigilante es el hombre genio y normal.
En otras palabra y a manera de conclusión, es necesario que los taxistas dizque vigilantes, se les revisen sus antecedentes y una vez depurados a los delincuentes que tienen como tal, se les dé una preparación académica, legal, así como se les precise que el celular no es para fotografiar al que se te ponga en frente y menos andar de boca suelta diciendo lo que “son” aunque, como se remarcó, ser taxista vigilante equivale a no ser nada.
También concluir que la idea de que el gobierno tenga ojos por doquier, no es nada malo, pero siempre que esos ojos no estén manchados y sean de probada reputación pues solo así el titipuchal de delitos que se cometen a diario en la ciudad, podría ir disminuyendo en ser denunciados mas no en ser castigados.
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19:10
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