El 5 de junio del 2008 fue detenido junto con su hermano David y fueron identificados como líderes de la banda “Los Cacheros”, que un mes antes habían planeado y ejecutado el asesinato de los policías estatales Natalio Velázquez Velázquez, Julio César Hernández Cundapí e Isidro Rodríguez Díaz, en cuyos hechos quedó herido a balazos Rodolfo Maldonado Gómez. Ambos fueron “perdonados” –no hubo necesidad de indulto- por la Procuraduría General de Justicia del Estado y en las elecciones del año pasado, lo impusieron en el cargo que hoy ocupa. Desde el primer momento de haber asumido su nuevo papel de “primera autoridad” de ese municipio mostró su prepotencia e incluso decretó un “toque de queda” porque ninguna persona puede circular después de las diez de la noche, así como una “ley seca” permanente y quien es encontrado en la calle llevando consigo alguna bebida alcohólica, ya sea cerveza o licor, es detenido y metido a la cárcel, lo mismo aquellos que pongan música alta en sus casas o en sus vehículos. Las agresiones se dan a chicos y grandes, hombres y mujeres. Nadie se salva del abuso de poder del edil. La gota que derramó el vaso ocurrió la noche del viernes cuando en el marco de la celebración del Día de Muertos, Díaz Pérez ordenó la detención de 14 menores de edad que pedían “calabacita o calaverita”, lo que provocó un serio malestar de todo el pueblo y decenas de familias llegaron hasta la presidencia para saber lo que ocurría, pero en respuesta de ello, policías municipales –no cuentan con permiso de portación- dispararon armas de fuego para amedrentarlos, registrándose un zafarrancho porque nadie estaba dispuesto a dejar a su hijo en una celda, sobre todo que se trataba de niños y de una celebración tradicional.
La tradición de Todos los Santos es añeja en Chiapas, sobre todo en las comunidades indígenas, por lo que los niños salen a pedir “calabacita o calaverita” casa por casa, situación que supuestamente molestó al alcalde Díaz Pérez que ordenó a sus policías detener a los menores, situación que raya en lo absurdo y no midió las consecuencias de sus actos, porque ahora todo el pueblo está exigiendo la intervención no solamente de la Procuraduría General de Justicia para que lo investigue por múltiples delitos, entre ellos abuso de autoridad, sino también del Congreso del Estado a cuyos diputados les piden que actúen en consecuencia para incluso desaparecer los poderes en ese municipio. Y es que el malestar contra el alcalde de Pueblo Nuevo Solistahuacán crece a cada momento. Las acusaciones de que siempre anda rodeado de gente armada son muchas y la policía municipal carece de los permisos de portación. En el 2008 cuando fue detenido en la ciudad de Comitán junto con su hermano por el asesinato de tres policías sectoriales también se les acusó de violación a una jovencita, hecho por el cual en una venganza planearon y ejecutaron la acción violenta contra los agentes, tal como lo documentó en su momento la Procuraduría General de Justicia, pero un año después, presuntamente bajo una serie de presiones fueron liberados de “El Amate” y se metieron a la política, logrando la presidencia municipal que Enoch ocupa desde el 1 de octubre del año pasado. Hoy los habitantes de Pueblo Nuevo están que no los calienta ni el sol, porque también el edil ha sido en múltiples ocasiones sindicado de malversación de recursos, tanto que es uno de los que no ha entregado informes financieros de la cuenta pública al Órgano de Fiscalización Superior y por ello, demandan que sea sometido a auditorías, aunque por todas las acciones que ha emprendido, hasta en contra de los niños, ya quieren su desafuero y eso está en manos de los diputados locales. Con los antecedentes que el sujeto ese tiene, debería el Congreso destituirlo pero desafortunadamente no es así, y posiblemente ese pueblo siga sufriendo las inclemencias de la tolerancia.
Datos de archivo….

Alude el alcalde Enoch que su protector es el Peje.

Calabacita tía.