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EL MERCADO “LOS ANCIANOS” Y SU HISTORIA NOSTALGICA
Yo pienso que son pocos los que saben la historia de cómo nace y dónde nace y por qué le llaman “Mercado de los Ancianos” a ese centro de abasto que se localiza sobre la novena sur oriente entre 13 y 15 oriente. Allá a finales de los años 70 y principios de los 80, sobre la séptima a la novena sur sobre la primera poniente, muchos indígenas fueron ocupando espacios precisamente junto a donde se localizaba o localiza un asilo de ancianos que posteriormente se convirtió en Centro de Rehabilitación para Enfermos Alcohólicos, fue allí donde el citado centro de abastos adoptó el nombre de: “Los Ancianos”, en menos de meses, el lugar se había convertido en un auténtico tianguis sobre ruedas y los puestos de cualquier tipo de vendimias, se establecían fijamente. Los habitantes optaban por encararlos debido a que no les permitían el acceso a sus viviendas, les tapaban las puertas, no les permitían accesar con sus coches o autos. Los olores eran pestilentes o nauseabundos, desde muy temprano se escuchaba el ruidero de los vendedores, el de los vehículos que descargaban sus productos y sobre todo el de muchísima gente que llegaba a abastecerse debido a que los vendedores o tianguistas, ofrecían sus productos más baratos que en otros mercados cercanos. Los locatarios de los mercados como el Díaz Ordaz y Pascasio Gamboa o mercado viejo como le llaman, a cada momento hacían pronunciamientos pues había una competencia desleal y en fin, por esos años nacieron los llamados chicleros debido a que también en esa época, estaba de moda la expulsión masiva de evangelistas en varios municipios de los altos de Chiapas. En muchas ocasiones, los agentes de la policía municipal pretendieron levantarlos pero fue imposible debido a que los vendedores eran cuantiosos, Todos hacían un frente común. Destacaron varias personas dentro de ellas doña Nohemí Higareda y Mario Maldonado entre otros, quienes eran prácticamente los voceros del movimiento y los que encabezaban todo tipo de manifestación contra las autoridades municipales. Los reporteros, constantemente íbamos a entrevistar a esos señores, pues las amenazas de que serían echados por las fuerzas policíacas eran inminentes. En reiteradas ocasiones la policía hacía algunas redadas desde la séptima sur hasta la novena sobre la primera poniente, donde a muchos se les quitaban canastos o mercancía y que eran llevados a los separos policíacos. Durante el periodo municipal del doctor Enoch Cancino Casahonda, se concertó con todos los locatarios del centro y apoyado por el, en ese entonces gobernador. Patrocinio González Garrido, que se les construiría un mercado, o su mercado en el lugar donde hoy se localiza. La mayoría no quiso, pues argumentaban que era demasiado fuerte para ellos dado a que no venderían. Reforzado por la petición de todos los vecinos, González Garrido inicio la construcción donde durante milenios eran ciénagas de aguas, precisamente donde hoy se localiza el estacionamiento del mercado. Se construye así, el gran mercado con un valor millonario, que sería propiedad de los mismos locatarios que pasarían a ser dueños de los condóminos. A un principio no les funcionó, pero los gobiernos posteriores a Patrocinio, ordenó que muchas rutas del transporte colectivo se hicieran pasar por ese lugar e incluso la creación de la central camionera del sur, que hasta ahora medio funciona a escasos 150 metros del centro de abastos. Años posteriores, se hizo un reacomodo del transporte foráneo para que todos debían tener como terminal, lo que ahora es una central camionera del centro en pleno lado sur del mercado los Ancianos. Con la salida de los mercaderes de lo que inicialmente fue el asiento del mercado, salieron también todos los puestos ambulantes de los que estaban cundido la cuarta sur entre calle central y primera poniente y demás cercanos. Costó grandes persecuciones de policías sobre los vendedores que se pusieron reacios a acatar la disposición oficial. De este último asentamiento se fue Ignacio Ramírez mejor conocido como “El Coyote”, que era el dirigente de la cuarta sur como se les decía, quien mantenía una lucha férrea con Lisandro Nucamendi dirigente de locatarios del mercado Díaz Ordaz, pues se quejaban que el “Coyote”, invadía espacios a diestra y siniestra, el mismo que ahora cambio de giro y vende sabrosos raspados en el Mercado “Los Ancianos”.
LOS GANADEROS DE CHIAPAS; LOS MÁS DESPROTEGIDOS DEL AGRO
No cabe duda que hasta hace algunos años, ser ganadero en Chiapas era un negocio rentable y el productor gozaba de todas las garantías, apoyos y demás cosas como la comercialización de sus productos; hoy ser ganadero es lo peor, la carne de res en pie, no tiene ni siquiera un valor de 15 pesos kilo y hasta eso que sea de becerro o becerra no mayor de seis meses; si es de vaca vieja y menos de buey, el precio no llega ni siquiera a los ocho pesos por kilo en pie sin embargo, que tienen monopolizado la compra de ganado para los rastros, la venden a no menos de 30 pesos el kilo de carne de buey y vaca vieja y la carne de becerro, solo es privilegio de venta para los hoteles de lujo y las familias adineradas de la capital del Estado, no para las clases bajas, a las que les venden cebo cuero viejo. Los tablajeros, ya tienen otros precios, más elevados y definitivamente venden lo peor de lo que ellos le llaman carne, de la que hay que tener dientes buenos y no postizos y menos placas para consumirlas y de paso a precios, deshonestamente caro. Aquí, yo pienso que si el gobierno desea ayudar a los ganaderos, es autorizándoles la venta directa de sus cabales al publico para que así, los ganones, sean los consumidores y los productores y dejemos de encarecer el precio ajuntándole o inflándoles los bolsillos a los intermediarios que han monopolizado el comercio de la carde de res en la capital de Chiapas y en otras principales ciudades; ojala y sean los ganaderos que se pronuncien para que comercialicen directamente su producto a los consumidores y tengan ganancias adecuadas y se haga de la ganadería un prodigioso negocio. Pero hasta aquí las cosas no son tan asquerosas, pero donde sí verdaderamente da vergüenza llamarse ganadero es en la venta de la leche a las empresas monopolizadores que gozan de la patente oficial de todos los gobiernos, sean del PRI o PAN o quizá hasta del PRD. Veamos: una caguama vale alrededor de 18 a 20 pesos; una cerveza media con cacahuate de botana te cuesta entre 20 y 25 pesos; una botella de medio litro de agua en el malecón de Chiapa de Corzo te vale entre 10 y 12 pesos según la marca; una copa de tequila del mejorcito en cualquier pocilga te cuesta entre 60 y 80 pesos; una botella de coca cola de 600 mililitros, ocho o 10 pesos según el lugar y ahora un litro de leche al natural, TRES PESOS y de paso, los trabajadores de la Nestlé, la hambreadora de los pueblos de América, con su medidos de calidad, según ellos, le dicen al ganadero que su leche contiene agua, aunque no sea así, y que si quiere se lo pagaran a DOS PESOS si quieren que lo recoja y sino pues, no se la compran, y eso realmente constituye un agravio similar al de los cafeticultores. Pues en cualquier restaurante, un vaso con leche cuesta alrededor de los 10 y 15 pesos, ya envasada, la leche tiene un valor entre 12 a 15 pesos, y si lleva el sello o la marca Nestlé, el precio es aun más caro, pues pareciera que las empresas americanas o extranjeras, por el simple hecho de instalarse en México, obtuvieran también la patente de impunidad y explotación, tanto en la compra de la materia prima como de la explotación de la mano de obra.
Mañana yo estaré en disposición de hablarles de la impunidad de alcaldes y ex alcaldes tolerados por los legisladores.
Yo pienso que son pocos los que saben la historia de cómo nace y dónde nace y por qué le llaman “Mercado de los Ancianos” a ese centro de abasto que se localiza sobre la novena sur oriente entre 13 y 15 oriente. Allá a finales de los años 70 y principios de los 80, sobre la séptima a la novena sur sobre la primera poniente, muchos indígenas fueron ocupando espacios precisamente junto a donde se localizaba o localiza un asilo de ancianos que posteriormente se convirtió en Centro de Rehabilitación para Enfermos Alcohólicos, fue allí donde el citado centro de abastos adoptó el nombre de: “Los Ancianos”, en menos de meses, el lugar se había convertido en un auténtico tianguis sobre ruedas y los puestos de cualquier tipo de vendimias, se establecían fijamente. Los habitantes optaban por encararlos debido a que no les permitían el acceso a sus viviendas, les tapaban las puertas, no les permitían accesar con sus coches o autos. Los olores eran pestilentes o nauseabundos, desde muy temprano se escuchaba el ruidero de los vendedores, el de los vehículos que descargaban sus productos y sobre todo el de muchísima gente que llegaba a abastecerse debido a que los vendedores o tianguistas, ofrecían sus productos más baratos que en otros mercados cercanos. Los locatarios de los mercados como el Díaz Ordaz y Pascasio Gamboa o mercado viejo como le llaman, a cada momento hacían pronunciamientos pues había una competencia desleal y en fin, por esos años nacieron los llamados chicleros debido a que también en esa época, estaba de moda la expulsión masiva de evangelistas en varios municipios de los altos de Chiapas. En muchas ocasiones, los agentes de la policía municipal pretendieron levantarlos pero fue imposible debido a que los vendedores eran cuantiosos, Todos hacían un frente común. Destacaron varias personas dentro de ellas doña Nohemí Higareda y Mario Maldonado entre otros, quienes eran prácticamente los voceros del movimiento y los que encabezaban todo tipo de manifestación contra las autoridades municipales. Los reporteros, constantemente íbamos a entrevistar a esos señores, pues las amenazas de que serían echados por las fuerzas policíacas eran inminentes. En reiteradas ocasiones la policía hacía algunas redadas desde la séptima sur hasta la novena sobre la primera poniente, donde a muchos se les quitaban canastos o mercancía y que eran llevados a los separos policíacos. Durante el periodo municipal del doctor Enoch Cancino Casahonda, se concertó con todos los locatarios del centro y apoyado por el, en ese entonces gobernador. Patrocinio González Garrido, que se les construiría un mercado, o su mercado en el lugar donde hoy se localiza. La mayoría no quiso, pues argumentaban que era demasiado fuerte para ellos dado a que no venderían. Reforzado por la petición de todos los vecinos, González Garrido inicio la construcción donde durante milenios eran ciénagas de aguas, precisamente donde hoy se localiza el estacionamiento del mercado. Se construye así, el gran mercado con un valor millonario, que sería propiedad de los mismos locatarios que pasarían a ser dueños de los condóminos. A un principio no les funcionó, pero los gobiernos posteriores a Patrocinio, ordenó que muchas rutas del transporte colectivo se hicieran pasar por ese lugar e incluso la creación de la central camionera del sur, que hasta ahora medio funciona a escasos 150 metros del centro de abastos. Años posteriores, se hizo un reacomodo del transporte foráneo para que todos debían tener como terminal, lo que ahora es una central camionera del centro en pleno lado sur del mercado los Ancianos. Con la salida de los mercaderes de lo que inicialmente fue el asiento del mercado, salieron también todos los puestos ambulantes de los que estaban cundido la cuarta sur entre calle central y primera poniente y demás cercanos. Costó grandes persecuciones de policías sobre los vendedores que se pusieron reacios a acatar la disposición oficial. De este último asentamiento se fue Ignacio Ramírez mejor conocido como “El Coyote”, que era el dirigente de la cuarta sur como se les decía, quien mantenía una lucha férrea con Lisandro Nucamendi dirigente de locatarios del mercado Díaz Ordaz, pues se quejaban que el “Coyote”, invadía espacios a diestra y siniestra, el mismo que ahora cambio de giro y vende sabrosos raspados en el Mercado “Los Ancianos”.
LOS GANADEROS DE CHIAPAS; LOS MÁS DESPROTEGIDOS DEL AGRO
No cabe duda que hasta hace algunos años, ser ganadero en Chiapas era un negocio rentable y el productor gozaba de todas las garantías, apoyos y demás cosas como la comercialización de sus productos; hoy ser ganadero es lo peor, la carne de res en pie, no tiene ni siquiera un valor de 15 pesos kilo y hasta eso que sea de becerro o becerra no mayor de seis meses; si es de vaca vieja y menos de buey, el precio no llega ni siquiera a los ocho pesos por kilo en pie sin embargo, que tienen monopolizado la compra de ganado para los rastros, la venden a no menos de 30 pesos el kilo de carne de buey y vaca vieja y la carne de becerro, solo es privilegio de venta para los hoteles de lujo y las familias adineradas de la capital del Estado, no para las clases bajas, a las que les venden cebo cuero viejo. Los tablajeros, ya tienen otros precios, más elevados y definitivamente venden lo peor de lo que ellos le llaman carne, de la que hay que tener dientes buenos y no postizos y menos placas para consumirlas y de paso a precios, deshonestamente caro. Aquí, yo pienso que si el gobierno desea ayudar a los ganaderos, es autorizándoles la venta directa de sus cabales al publico para que así, los ganones, sean los consumidores y los productores y dejemos de encarecer el precio ajuntándole o inflándoles los bolsillos a los intermediarios que han monopolizado el comercio de la carde de res en la capital de Chiapas y en otras principales ciudades; ojala y sean los ganaderos que se pronuncien para que comercialicen directamente su producto a los consumidores y tengan ganancias adecuadas y se haga de la ganadería un prodigioso negocio. Pero hasta aquí las cosas no son tan asquerosas, pero donde sí verdaderamente da vergüenza llamarse ganadero es en la venta de la leche a las empresas monopolizadores que gozan de la patente oficial de todos los gobiernos, sean del PRI o PAN o quizá hasta del PRD. Veamos: una caguama vale alrededor de 18 a 20 pesos; una cerveza media con cacahuate de botana te cuesta entre 20 y 25 pesos; una botella de medio litro de agua en el malecón de Chiapa de Corzo te vale entre 10 y 12 pesos según la marca; una copa de tequila del mejorcito en cualquier pocilga te cuesta entre 60 y 80 pesos; una botella de coca cola de 600 mililitros, ocho o 10 pesos según el lugar y ahora un litro de leche al natural, TRES PESOS y de paso, los trabajadores de la Nestlé, la hambreadora de los pueblos de América, con su medidos de calidad, según ellos, le dicen al ganadero que su leche contiene agua, aunque no sea así, y que si quiere se lo pagaran a DOS PESOS si quieren que lo recoja y sino pues, no se la compran, y eso realmente constituye un agravio similar al de los cafeticultores. Pues en cualquier restaurante, un vaso con leche cuesta alrededor de los 10 y 15 pesos, ya envasada, la leche tiene un valor entre 12 a 15 pesos, y si lleva el sello o la marca Nestlé, el precio es aun más caro, pues pareciera que las empresas americanas o extranjeras, por el simple hecho de instalarse en México, obtuvieran también la patente de impunidad y explotación, tanto en la compra de la materia prima como de la explotación de la mano de obra.
Mañana yo estaré en disposición de hablarles de la impunidad de alcaldes y ex alcaldes tolerados por los legisladores.
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