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LA EDUCACION A INDÍGENAS EN CHIAPAS ES CRÍTICA Y LACERANTE
· No hay progreso sin educación; el futuro de Chiapas es oscuro e incierto.
· El 27,9% de todos los hombres de la población indígena son analfabetas y el 50,1% de todas las mujeres.
POR EL MTRO. MIGUEL ANGEL CARRILLO BARRIOS.
La educación podría definirse como el proceso de socialización de los individuos. Al educarse, una persona asimila y aprende conocimientos. La educación también implica una concienciación cultural y conductual, donde las nuevas generaciones adquieren los modos de ser de generaciones anteriores.
Claro está que quizá otras personas podrían disentir, agregar o mejorar estos conceptos sobre la educación, pero en fin, lo que en común se busca es que toda una colectividad busque integrarse de manera consciente, armónica y dirigida hacia el desarrollo de la sociedad a la que pertenece.
Decía Miguel de Unamuno que: “Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que, sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos”. Mientras que yo diría: "El principal objeto de la educación no es el de enseñarnos a ganar el pan, sino en capacitarnos para hacer agradable cada bocado.". Y con base a todo ello, podríamos decir que uno de los fenómenos fundamentales del salto al desarrollo de los Estados Unidos se debió a la invención de una educación pública obligatoria en el siglo XIX, de igual forma las naciones de más reciente industrialización, tanto los pueblos del Asia en la década de los setentas, así como los últimos en sumarse al desarrollo, también se caracterizaron por gobiernos que dedicaron durante muchos años grandes recursos a la educación.
En nuestro querido Chiapas, según datos oficiales vertidos, puede afirmarse que su progreso es incierto y oscuro, el nivel de educación y el diseño de sus programas son totalmente inoperantes y si sumados a este factor encontramos una población de jóvenes sin avidez, sin pasión, sin espíritu de grandeza por su crecimiento personal, espiritual; las perspectivas del Chiapas de 2040, sólo habrá evolucionado, en este rubro, pequeños milímetros.
No hay un crecimiento intelectual paralelo, la carencia de valores por la superación pareciera que es la muerte el sacrificio de unas horas dedicadas a la reflexión del mañana de miles y miles de niños; los padres jugamos un papel determinante y que sin paternalismos debemos soliviantar el ego en nuestros pupilos, soliviantar la competencia sana entre las generaciones, inducirlas, educarlas y cultivarles el ánimo de la grandeza, desgarrarnos del paternalismo protector perjudicial e inducirlo al fomento de una sociedad visionista integral, con un empuje solidario en donde el gobierno no regatee fondos ni privilegie éstos a la educación sobre lo electoral o superfluos.
Así, no encontramos con que el 27,9% de todos los hombres de la población indígena son analfabetas y el 50,1% de todas las mujeres. Sin nos damos cuenta que las mujeres indígenas son las más marginadas en el ramo educativo. Claro está que las perspectivas de desarrollo de ese importante sector hacen que Chiapas tenga un verdadero retroceso lamentable y opte por perspectivas tristes que no podrán hacer de nuestra entidad ni siquiera integrarse a esa punta de lanza que nos empuje a ver un Chiapas próspero.
Mientras que la media nacional en este ramo es de 3.3%, en Chiapas el 9,6% de la población general chiapaneca de 8 a 14 años no sabe leer ni escribir. Estos datos crudos, nos reducen a que los programas educativos son demasiados hostiles, que la inversión para la educación ha sido verdaderamente superficial y los datos que nos afloran los políticos en discursos gastados y demagogos vierten todo lo contrario. Y si me referí a leer, no es prácticamente a leer y analizar, pues en este último concepto, alcanzamos un grado sumamente preocupante.
El 21,4 % de la población general chiapaneca de 15 años o más no sabe leer ni escribir y el 14,1% de la población de 6 a 14 años no asiste a la escuela actualmente y pareciera que la maldición educativa para los indígenas es que el 24,9% de la población del estado no habla español. Datos tan fríos que los saben y conocen aquellos que se definen como gobernantes y de allí la sentencia de que “Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que, sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos”.
Según el CONAPO, el 42,76% de la población chiapaneca de quince años o más no tiene primaria completa y el 20,4% no ha recibido ninguna forma de instrucción formal, pero pareciera que aquí, la desgracia educativa en la que está inmersa la sociedad chiapaneca, no es la carencia de deseos sino de infraestructura educativa y todos esos aspectos multifactoriales como lo son la participación de los padres fomentando los valores, los gobiernos instrumentando los programas necesarios, los maestros que en algunas ocasiones tienen que impartir sus conocimientos en medio de grandes penurias, carencias y otros de carácter burocráticos que más bien son obstáculos para la educación.
En medio de todo ello, no se puede decir que los espacios se han abierto, pues para los que poseen recursos económicos, los centros educativos privados se han disparado de manera espantosa, pues en Chiapas es el estado con mayor concentración del ingreso monetario entre pocas personas o familias a nivel nacional, con una medida equivalente a la que se presenta en los países africanos más pobres. También tiene la mayor desigualdad en distribución del ingreso monetario a nivel nacional y de 1994 hasta 2010, el salario mínimo nacional ha perdido más del 20% de su poder adquisitivo.
Es necesario que las autoridades legislativas, dentro de un marco de corresponsabilidad, apruebe recursos necesarios para la educación, pues en la actualidad, la educación media superior hay severas deficiencias y disparidades, pues por ejemplo el COBACH, con el presupuesto de 104 planteles subsisten casi 160 más, lo que hace que su infraestructura sea paupérrima, en donde los planteles carezcan de gasto interno y que tengan que subsistir de las sociedades de padres de familia, mientras que los CBTIs, CECIT y preparatorias, gocen de amplias comodidades y los mentores tengan privilegios en todo, e incluso con salarios que oscilan entre los 40 mil pesos mensuales por menos de 30 horas frente a grupo, es decir, el 50% más de lo que gana un cobachense que a debe estar 40 horas frente a grupo.
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