producción de café medio nos dejaba para malcomer, ahora quizá comeremos de milagro,; la producción de café es nuestro único sustento, no hay maíz ni frijoles que es nuestro alimento básico. Los miles y miles de cafetaleros estamos colocados en la desgracia extrema. Esas fueron las palabras de representantes de productores del aromático grano de la región fronteriza y sierra, encabezados por Antonio Martínez Gómez, quien explicó que, como ni en otros años, la broca y la roya acabó con el grano y todo culminó con los torrenciales aguaceros que provocaron la caída del producto hasta en un 90%. Los cafetales, según nos indica el declarante, una vez terminada las lluvias, quedaron tapizados de café arruinado por la plaga. No dijo que las pérdidas son tan impresionantes que de una hectárea de café, sólo podrán recoger tan sólo dos o tres bultos, equivalente a 60 kilos cada uno. Este año, tendremos que cambiar de producción porque las plagas mencionadas son irreversibles y la mayoría de productores, no reciben apoyos, pues éstos se van a personas que más tienen y eso hace que cada vez, la pobreza se ensañe con ellos. Grandes cantidades de personas, hombres y mujeres, tienen preparada su salida hacia los Estados Unidos para buscar un mejor nivel de vida que por los menos, les provee de alimentación digna. Son contados los cafetales que por lo menos, salvarán el 50% de la producción pero ni ese 50% los podrá reponer de cuantiosas pérdidas de inversiones que hacen y esa acción los orilla que estén totalmente descapitalizados y con grandes deudas que definidamente no podremos pagar, aclaro el declarante. Los cafetales quedaron totalmente arruinados, sin hoja y sin grano, están convertidos en varejonales inservibles lo que nos indica que no podrán reponerse, por lo menos en dos años más y para cuando esta fecha llegue, en muchos poblados de la región, sólo podrán verse mujeres y hombres todos adultos mayores y pequeños, ya que la población joven tendrá que emigrar para buscar el sustento de los suyos. La desesperación, la miseria y la tristeza se reflejan en la cara de aquellos habitantes que son asolados por la desgracia por la que enfrentan de forma irremediable. No tenemos opción, dicen varios de los que entrevistamos durante nuestra visita a los cafetales que hoy, parecieran dar el último suspiro a lo que hasta hace algunos años fueron el sustento, la riqueza y el orgullo de nuestro país cuando con orgullo se decía y se hablaba del mejor café del mundo. Hablar del apoyo del gobierno, es como pretender “sacar sangre de las piedras”; en esta región se apoya a los exportadores sin cafetales, se brindan los recursos a los que más tienen y eso hace que cada vez, se esté distanciando la clase social que unos cuantos ricos sean los acaparadores de todos los productos en medio de una inmensa mayoría de pobres que deambulan buscando un día de trabajo durante la semana para adquirir 50 pesos, suma que pagan por jornal, cantidad que no les alcanza ni siquiera para la comida de dos días, menos para la educación y la salud de sus pequeños. En aquellas regiones, asoladas por el hambre y la miseria, sólo subsisten las familias que tienen familiares en los Estados Unidos de Norteamérica, que son quienes envían pequeñas remesas para la manutención de los hijos y padres que han dejado debido a la pobreza y la falta de empleo que ha sido un lastre social desde hace ya más de 25 años en que la producción de café dejó de ser el sustento. La mayoría de las familias de aquella zona, su alimentación es un vaso de café ralo con tortillas tostadas o quemadas, a veces yerbas o frijolitos; otras quizá sal con chile y cuando bien les va, posiblemente alguna ave que mantienen con cuidado para su consumo si no es que las venden para saciar la miseria lacerante que ronda en cada hogar. Afortunadamente, para algunos, el programa “Oportunidades” es un alivio y otros más que reciben apoyos de organismos internacionales o los clásicos “padrinos” norteamericanos que les mandan unos dólares a los niños, con lo que pueden comprarse cuadernos y lápices, útiles que son celosamente cuidados para que les alcance un buen tiempo. Ojala esos políticos mexicanos que tienen como salarios cientos de miles de pesos mensuales y millonarios aguinaldos se acordaran de esta clase social, hoy en desgracia y podrían hacer feliz a un niño o a un hogar con tan sólo 20 pesos al día. *por si queda alguna duda, es necesario que vayan a visitar aquellos que una vez, cada tres años sirven de escalera política*.