Tanto los empresarios como los industriales, quizá incitados por Felipe Calderón están “espueleando” a los 128 senadores para que, cuanto antes, aprueben la ley laboral calderonista. Esos grupos rapaces de hambreadores y explotadores de la clase trabajadora, saben de antemano que ésta o nunca es la oportunidad de seguir apretándole el pescuezo al pueblo, solamente que ya ahora, de forma legal. Curiosamente en el desplegado que los empresarios lanzan ayer, le dicen a los senadores que ellos están dispuestos a que la reforma se apruebe tal como llegó, que no hay oposición de su parte a pesar de salir perdiendo. En mi personal punto de vista creo que es triste que sean muy poquitos mexicanos los que han podido tener acceso al contenido de esa dichosa reforma, no así los industriales y empresarios quienes, creo que fue el propio Calderón quien se les envío o posiblemente hayan sido ellos quienes la diseñaron debido a ello ya no tienen empaño en urgir al congreso para que se apruebe, “vaya como vaya”; ellos saben que si se aprueba como va, los más perjudicados son los trabajadores y los vorazmente beneficiados son los amigos de Calderón. El arma de argumento que tienen los voraces es la venta de que al aprobarse dicha iniciativa habrá un “favorecimiento al crecimiento y al empleo”, aunque no aclaran crecimiento de qué. Hay que recordar que la iniciativa, tal como se aprobó en la Cámara de Diputados, regula la contratación por hora, la subcontratación (outsouncing) y los contratos a prueba, pero no incluye el voto secreto para la elección de representantes sindicales ni la rendición de cuentas de los gremios. Sin embargo, hay que recordarle a los diputados que son cientos de miles de trabajadores que se mantienen a la expectativa en caso de que se aprobaran leyes injustas y con marcadas desventajas en su contra. Los gremios tanto de obreros como de instituciones que cotizan para diversas instituciones privadas y públicas, como no tienen la información ni siquiera a medias, están siendo víctimas de severas controversias por lo que se hace necesario que las autoridades legislativas lleven el proyecto de ley a foros públicos para que el manejo de tan delicado tema no tenga repercusiones similares a los que se registraron allá en los primeros años del siglo XX y que fueron los pasos de la Revolución de 1910, movimiento que marco un severo deterioro económico, político y social de la sociedad mexicana y sobre todo, el inútil derramamiento de sangre, pues las cosas de aquel entonces, solo cambiaron de bando los ricos a pobres y unos cuantos  pobres a ricos. Es necesario advertir a las autoridades gubernamentales que el proyecto de reforma se abra a la sociedad de trabajadores para que lo conozca y puedan tener una visión más clara de lo que se dice y lo que es. Asimismo se hace necesario indicar que son grandes cantidades de grupos y organizaciones políticas que están esperando ese preciado momento para hacer de México un incendio muy difícil de apagar, por lo menos en días.
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