Pues según la Organización Mundial de la Salud, 3 de cada 10 adolescentes denuncian que sufren violencia en el noviazgo. Por otro lado muchas de las mujeres que son maltratadas durante el matrimonio vivieron violencia en el noviazgo y claro que, pues el ser humano es el ser más adaptable a todos los ambientes sociales, se acultura, transcurltura y hasta se endocultura, pero nunca hay que olvidar que un mala educación o un principio malo, es difícil de erradicar, y el caso es que existen cientos de miles de mujeres que aún teniendo recursos económicos, profesión, buenos hogares y familias, soportan la agresión de los hombres golpeadores.

Por lo mismo, podría presumir, más no afirmar que todas aquellas mujeres que aun teniendo todos los medios y factores a su favor siguen siendo víctimas del novio o del esposo, se les podría definir que poseen criterios tan arraigados como aquel de que “en esta familia no hay divorciadas”, el “qué dirán nuestras amistades, o aquello de que Dios prohíbe la desunión y que los golpes o el sacrificio es la salvación de la vida eterna o que “es un pecado”, puede considerarse como una cultura mal cimentada, basada en conceptos terroríficos de la época medieval.

El masoquismo es otra figura que podría encuadrarse muy adoc a estas actitudes, claro si como tal lo definimos como: la perversión sexual del que encuentra placer al verse maltratado y humillado o disfrutar considerándose maltratado o disminuido en cualquier suceso o actividad”. En la mayoría de las veces, damos justificación a la violencia en el noviazgo, arguyendo la minoría de edad y la falta de capacidad de interpretación por parte de la víctima, pero nadie es tan ingenuo para no percibir el dolor, tampoco es justificable el sacrificio personal para obtener el cariño del quien se pretende amar por encima del dolor y la humillación.

El tema es tan interesante y controvertido que seguramente alguien emulara parte de la Teoría Comprensiva de Max Weber, quien diría, palabras más palabras menos de que para comprender a los demás hay que “ponernos en los zapatos del otro”,  en nuestro país, según el Instituto Mexicano de la Juventud, el 76 por ciento de los mexicanos de entre 15 y 24 años con relaciones de pareja, han sufrido agresiones psicológicas, 15% han sido víctima de violencia física y 16 por ciento han vivido al menos una experiencia de ataque sexual.

Estudios realizados por instituciones con solvencia moral, nos dicen que algunas de las causas por las que las agraviadas soportan la violencia son porque consideran los siguientes factores: que es una situación que se mantiene en silencio porque la gran mayoría considera que son conductas normales, que no aumentarán y no se atreven a denunciar; que es más común que la ejerzan los hombres, sin embargo las mujeres también utilizan formas de control como la manipulación y el chantaje; Puede darse al poco tiempo de iniciar el noviazgo, después de algunos meses o años y seguramente continuará en caso de que lleguen a casarse; esta situación se da en todos los estratos sociales aunque es mayor en las áreas urbanas; una pareja violenta es muy probable que tenga antecedentes de violencia en su familia y su conducta no cambiará espontáneamente; inicia con la violencia psicológica después se pasa a la física y luego a la sexual.

En lo personal, cierto día noté que un par de mis alumnos del sexo opuesto empezaban a faltar y así pasó una semana, y a al termino de cerca de 10 días de ausencia en el aula, la jovencita se presentó con notorios golpes en la cara, en los brazos y al inquirirla sobre su ausencia y sus preocupantes indicios de haber sido maltratada, textualmente manifestó que se había huido con su novio, que la hizo su esposa pero al no notar en ella su virginidad, la golpeó de la manera antes dicha y que de paso la abandonó, para luego agregar la chica: “pero me llevo el gusto de haberlo hecho mío y de haberme dejado su recuerdo; mí embarazo”.

En las aulas, es notorio ver que el rendimiento de una jovencita con problemas sentimentales y agregado a esto la violencia, deja de rendir académicamente hasta en un 70 por ciento y muchas de ellas encuentran la suspensión obligatoria de sus estudios, la baja académica, el abandono temporal en las aulas, el acumulamiento de sus problemas con otros de carácter familiar que funestamente halando, muchas optan hasta por el suicidio, sobre todo cuando se sienten acorraladas, sin el apoyo de sus padres y sin el de aquél que hizo o está haciendo su vida sexual y sobre todo cuando se presentan los embarazos no deseados.

Así, podría decirse que La violencia en una relación de pareja se refiere a toda acción u omisión que daña tanto física, emocional como sexualmente, con el fin de dominar y mantener el control sobre la otra persona. Para ello se pueden utilizar distintas estrategias que van desde el ataque a su autoestima, los insultos, el chantaje, la manipulación sutil o los golpes, misma que al principio se da con algún comentario incómodo, un jaloneo o una bofetada puede parecer como parte del juego lúdico entre los dos, pero luego puede tomar dimensiones tan grandes que incluso se llega a la hospitalización o la muerte.

Finalmente, algunos especialistas definen la agresión física cuando se dan Empujones, arañazos, puntapiés, bofetadas, puñetazos, mordeduras, estrangulamientos y hasta agresiones con armas. La violencia emocional puede ser aquella que se manifiesta por insultos, gritos, intimidaciones, castigos, sometimientos y chantajes, mientras que la violencia sexual es la llamada violación por confianza, sucede cuando la pareja es presionada a tener actividad sexual; luego de insinuaciones, chantajes y amenazas, finalmente la pareja logra que acepte sostener relaciones sexuales con ella, aún en contra de sus deseos razonados, que al final de cuentas, es el sometimiento por excitación o por seducción de cualquier naturaleza.