CHISPERO POLITICO
MIGUEL ANGEL CARRILLO
LA GRAN CRUZADA NACIONAL CONTRA EL HAMBRE; SON JALONES DE PEZONES
EL HAMBRUNA EN MÉXICO ES MULTIFACTORIAL
Algo que verdaderamente molesta y no tanto porque no estemos acostumbrados a escuchar falacias de cada personaje que se atribuye el poder de presidente sino porque con sus discursos nos ven como retrasados mentales es que, ahora, por decreto, Enrique Peña Nieto pretende acabar con el hambre que padecen 60 millones de mexicanos. Por Dios santo, ningún pinche decreto quitará el hambre de aquellos niños que se debaten en la miseria, la hambruna y la desnutrición extrema. Sería bueno recordarle a esos políticos que el papel, solamente los burros los consumen como alimento más no las personas. Los mexicanos tenemos hambre por varias razones, pero citaré algunas que más se reflejan. Desde hace años, los gobiernos del PRI, acostumbró a las personas a un paternalismo excesivo, es decir cuando se recibían miles de toneladas de fertilizantes, se han acostumbrado a que ahora, el que más hijos tiene más dinero le dan, constantemente se les da un PROCAMPO que solamente sirve a los campesinos para la compra de bebidas embriagantes y en fin una serie de programas, donde los funcionarios y empleados del gobierno se quedan con el 75% y el 25% lo distribuyen a las clases más necesitadas; es decir, el mismo gobierno está acostumbrando a los pobres a vivir de la miseria pública pero jamás los está enseñando a cómo producir y procesar sus propios alimentos. Yo siento que, al menos en Chiapas, tenemos las tierras más fértiles en casi toda la geografía y lo único que hay que hacer es tirar la semilla para que se produzca y es precisamente allí donde entraría el apoyo del gobierno para dar trabajo a los pobres que quieran producir sus propios alimentos y dedicarse a vender los excedentes; es decir, tenemos que capitalizar al campo pero de esa forma; pero no combatirán al hambre regalándoles despensas, menos dándoles dinero. Otro de las causas por las que se está pobre es el mal sistema de gobierno, en donde la corrupción ya es simbólica entre cualquier servidor o funcionario público, un gobierno neoliberal que anhela competir con lo que no tiene, que pretende funcionar con modelos económicos, políticas de países desarrollados que no encuadran dentro de su realidad social, que absurdamente mide con patrones medibles de países industrializados, acciones que constantemente le producen fracasos irreversibles haciendo cada día a más pobres y formulando así también un reducido número de ricos, desapareciendo las clases medias y abriendo una gran brecha entre pobres y los pocos ricos, que son los que deciden y determinan junto con las autoridades cómplices la forma de cómo repartirse el pastel. Pero, ¿Quiénes son esos pobres? Son aquella fábrica de pobres que dejara el gobierno panista de Vicente Fox y Felipe Calderón, mismos que pensaron hacer maravillas a favor de los mexicanos, pero terminaron favoreciendo a los ricos extranjeros y se preferencia españoles que fueron favorecidos con casi todas las concesiones y que en vez de autopistas nos hicieron supercarreteras, siempre pensando que el mexicano se conforma con poco y por ese poco es capaz de pagar mucho, claro bajo el beneplácito de sus presidente, como lo fue Calderón. Otro de los detalles de que haya mucha pobreza extrema es que la mayoría de ellos, ya acostumbrados al paternalismo, prefieren dar sus lástimas al desprecio, exhibirse para causar notoriedad con su pobreza que ponerse a trabajar, emigrar si es posible para poder subsistir; siento que siendo México una de las tierras más fértiles, lo menos que puede pasar es morirse de hambre, solamente que el hambre de los mexicanos no es solamente culpa del gobierno sino un problema multifactorial, incluido algunos rasgos culturales que el mismo gobierno refuerza y que se hace necesario ir eliminándolos de forma paulatina. Asimismo se hace necesario que algunos de los pobres, se les capitalice, pues lo único que les hace falta es capitalizarse para poder emprender el vuelo, claro, de estos son muy pocos debido a que la mayoría de los pobres de México lo que necesitan es enseñarlos a ser productivos, como producir, prepararse en algún empleo u oficio más no capitalizarlos, pues esta última opción es solamente para muy pocos que son confiables y que tienen deseos de emprender, éstos ya saben cómo producir, están preparados y que lo que les falta es el capital. Claro que para que esto ocurra será difícil pues el gobierno prefiere exterminar el hambre mediante un decreto, pues a ver sino al buen rato extermina la delincuencia mediante un decreto o las enfermedades, o sea, por arte de magia. Lo malo de todo este decreto es que lo vino a pronunciar en Chiapas, quizá porque es la entidad donde están los más pobres de los pobres, los más olvidados, aquellos que se mueren por males curables, es decir, se mueren por una temperatura, una gripa o un dolor de estómago sin que haya el apoyo de las instituciones de gobierno, pues es en Chiapas donde no puede decir que nos damos el lujo de tener una gran infraestructura hospitalaria pero una carencia casi total de médicos, enfermeras y medicamentos y sobre todo, alarmante numero de demanda de éstos, es decir, masivo número de enfermos sin dinero y sin posibilidades de subsistir. Quizá por ello Peña Nieto vino a Chiapas para hacer ese extraño anuncio, donde doña Rosario Robles se lució dando pormenores de esa campaña, la que no pudo abatir siendo jefa de la ciudad en el Distrito Federal ni Peña Nieto en el Estado de México. En fin, veremos y diremos si el decreto alivia el hambre de millones de mexicanos que hoy, padecen las consecuencias multifactoriales que deben analizarse, eliminarse o combatirse inmediatamente antes que sea demasiado tarde, si es que de apoyar se trata. Como si fuera poco, el sub marcos calificó ese programa como limosnas, pero aún así ni las limosnas alcanzarán para abatir la pobreza sino se echa a funcionar un programa que enseña a los pobres a producir sus propios granos y semillas para subsistir.
Bueno, nosotros nos seguiremos viendo o leyendo en otra edición de Chispero.
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