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BIENVENIDOS A CHISPERO POLITICO

Posted on : 12:41 | By : Unknown

TUXTLA Y SU FOTOGRAFÍA DEL AYER
(LA COLONIA BIENESTAR SOCIAL)

Por:- MIGUEL ANGEL CARRILLO BARRIOS.

La colonia Bienestar Social empezó a fundarse allá por los años 1956 con pequeñas casuchas de láminas de cartón y otras hasta tenían paredes de nailon, con pequeños palopiques, madera y otros pedazos de desperdicios que los primeros habitantes utilizaban para guaridarse.   Según algunos registros que se han podido hacer con motivo de programas sociales, puede afirmarse que un 80 de los primeros habitantes de ese lugar provienen de otros municipios de la entidad.

La denominada colonia, es una zona amplio que colinda con las colonias Choferes al lado norte oriente, al oriente con la Santa María, al su oriente con La Colonial, al sur con La Santa Ana, al sur poniente con la Emiliano Zapata, al norte poniente con la Mexicanidad Chiapaneca, al norte con la Magisterial y dentro de esa colonia se ubican las Universidad Politécnica y parte de la UNICACH, el campo militar y destacadas empresas automotrices, muchas iglesias evangélicas y católicas y en fin, un conglomerado cosmopolita que hacen la convivencia en su feria tradicional de San Martín en el mes de noviembre de cada año.

La fotografía del Tuxtla del ayer en este aportación en esta colonia hace que en sus recuerdos resurjan sus partes anecdotarias como el de su fundación que tiene referencia al movimiento de 1956, mismo que tiene una pequeña parte de la historia del Tuxtla bronco a mediados del siglo XX, en la que este servidor fue parte vívida.

En este renglón, me permití insertar el artículo que publicara Isaín Mandujano en su blog   elperiodismoenchiapas.blogspot.com/, mismo que a la letra dice:

 

EL POLLINO Y HAZAÑA, UN HÉROE OLVIDADO

CHIAPAS: HISTORIAS DEL PODER Y DEL PUEBLO
EL POLLINO Y SU HAZAÑA, UN HÉROE OLVIDADO DE LA LUCHA SOCIAL
Es 1955 en el México postrevolucionario, en Chiapas se marcó un hito en la historia no oficial, la historia que desde las instituciones públicas se pretende ocultar.
El 18 de octubre de ese año, un grupo de ciudadanos por vez primera encararon al entonces gobernador del estado Efraín Aranda Osorio y exigieron públicamente su renuncia al cargo en la plaza central, frente las puertas de Palacio de Gobierno. Una gesta suicida para los gobernados sometidos al gobernante.
El movimiento fue estigmatizado como "La Rebelión de Los Pollinos", pues quien encabezaba aquel movimiento, era don Artemio Rojas Mandujano, conocido por sus amigos y conocidos como “El Pollino”.
El periodista Carlos Ruiseñor Esquinca escribe en su libro El precio de la noticia que “en el amanecer del 18 de octubre de 1955, la explanada del palacio de Gobierno apareció ocupada por un grupo compresor de cien personas, las cuales portaban, mantas y pancartas contra el gobernador. Exigiendo una serie de peticiones entre las que destacaba la salida de (Efraín) Aranda Osorio del gobierno del estado. Una voz arengaba a los tuxtlecos sumarse al movimiento que por estar encabezado por Artemio Rojas (a) “El pollino” se le llamó “la rebelión de los pollinos”, rescata Enrique Hidalgo Mellanes, en El Sol de Chiapas el sábado 31 de octubre del 2009.
El Pollino y varios de sus colegas fueron a prisión. Fueron los primeros presos políticos del Chiapas postrevolucionario. Fueron acusados de delitos como disolución social y otros similares que tienen que finalidad silenciar a los disidentes políticos.
En 1969 un estudio jurídico sobre “Los delitos de disolución social” de la Academia Mexicana de Ciencias Penales, el jurista mexicano miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, Sergio García Ramírez, retomó el juicio y prisión posterior contra Rojas Mandujano y otros líderes que lo acompañaron.
El Pollino fue linchado por la clase política y empresarial, así como medios y periodistas de esa época que estaban al servicio del poder político de Efraín Aranda Osorio.
“Las publicaciones chiapanecas, por su parte, en 1955 hicieron causa común en la defensa de Efraín Aranda Osorio cuando un grupo de ciudadanos tuxtlecos, dirigidos por Artemio Rojas Mandujano, El Pollino, intentó finiquitar esa administración, exigiendo la renuncia del gobernador del estado”, dice en su La Prensa Maniatada, el investigador e historiador, Sarelly Martínez Mendoza.
En el capítulo VII, El Diarismo contemporáneo en Chiapas (1947-1958) Martínez Mendoza prosigue: El Diario de Chiapas, semioficial como era, respondió a los pollinos con una huelga de diarios chiapanecos por “la situación de anarquía” que privaba en Tuxtla Gutiérrez y en defensa de las “instituciones gubernamentales”.
“Eliseo Mellanes al referirse al levantamiento ciudadano decía que la prensa debía hacer crítica, pero crítica constructiva, sin deformar la verdad, sin festinar los hechos y sin lanzar infundios que pudieran sembrar incertidumbre y desorientar al pueblo”.
Fidel Solís reforzaba la idea en el sentido de que el periodismo no podía ser combativo: “Porque no hay nada que entorpezca el trabajo remunerador y la actividad creciente del gobierno”.
“Con la prensa maniatada, la represión que sufrieron los pollinos en diciembre de 1955 pasó inadvertida en los periódicos. Por eso, Artemio Rojas fundó en 1956 su propia publicación, Chiapas Libre, que circuló sólo una vez. Sólo La Voz del Sureste, de Roberto Coello Lescieur, que se editaba en la ciudad de México desde 1949, simpatizó con este movimiento y le dio amplia cobertura”, explica Martínez Mendoza en La Prensa Maniatada.
Como vemos la prensa siempre ha sido así, literalmente como se titula el libro de Martínez Mendoza: "maniatada" al poder político local en turno.
Ya viejo, hoy El Pollino, está internado en un hospital geriátrico. Todas las mañanas, apoyado de su bastón, se puede ver al hombre salir de ese lugar y dirigirse al centro de la ciudad.
Y como lo hiciera el 18 de octubre de 1995, ahora nuevamente se planta frente a la puertas del Palacio de Gobierno, pero no para exigir la renuncia del gobernador sino para pedir una audiencia con el titular de ese poder ejecutivo, Juan Sabines Guerrero.
Y todas las mañanas recurre al mismo lugar para abandonarlos cuando ya la hora de la comida se acerca en el centro geriátrico donde se encuentra albergado.
Alto, de piel blanca y con una calvicie evidente El Pollino dice que no dejará de asistir a las puertas de Palacio de Gobierno con su cartulina en mano, hasta que unos oídos puedan escucharlo”.
El caso es que hasta allá por los albores de 1975, en tiempos de lluvia, las calles de esta colonia eran verdaderos lodazales intransitables, grandes cantidades de predios abandonados todos llenos de aspinales, con pequeños cercos de alambres y otros con algunos arbolitos que les servían de linderos. Los predios eran sumamente a bajo costo, pues los que más valor tenían, su costo no superaba los 500 pesos ypodían encontrarse algunos hasta en 200 devaluados de aquel entonces.
Unos años después, deambulaban las pandillas de jóvenes por doquier y para ese entonces, las tertulias eran comunes y muy amenas todos los sábados en un improvisado parquecito que se había establecido en lo que hoy es el parque de la colonia mencionada. Desde muy temprano de la tarde, 16 horas, pequeños conjuntos y grupos marimbísticos, de segunda categoría desde luego, instalaban su equipo, pues todavía no contaban con aparatos que funcionaran con electricidad, por ello funcionaban con música de viento o el teclado de las marimbas, era música pura.
Al baile concurrían casi todas las jovencitas de la colonia y de las adyacentes que provenían de otros municipios pero que ya radicaban en la Bienestar Social o en las colonias adjuntas. Sus varones hacían lo mismo y era pues una fiesta donde se trataba de cortejar a la dama que lo aceptara. En los bailes, no se aceptaba el “palomeo” y las contradicciones de usos y costumbres que los jóvenes tenían de sus respectivos lugares de origen, hacían que constantemente se armaran suculentos pleitos por la disputa de las damas y la ruptura de las costumbres.

En la rebambaramba no se veían armas de fuego o blancas o el uso de objetos contundentes, las “sopapizas” que se propinaban y que hasta cierto punto alcanzaban grados colectivos e incluso hasta las damas le entraban a las trompadas, todo era a base de puño cerrado o cachetadas guajoloteras; pero sólo era por un momento y posteriormente, el vencido reconocía y el baile continuaba hasta en horas de la madrugada del domingo; las bebidas embriagantes corrían a raudales, pues la ley seca que a veces se imponía, era ignorada tanto por los bolos y los vendedores.

Era muy común que en las tertulias, los que iniciaban las zacapelas eran los militares por la cercanía al campo militar que se localiza una calle abajo, regularmente las trompadas se daban entre militares y policías y obviamente al calor de todo, la bronca se extendía hasta con los civiles. Por aquellos entonces, las patrullas militares y policíacas merodeaban la tertulia y un comandante del 46 Batallón en aquella época, llegó a establecer con la tropa que todo aquel que derivado de las zacapelas le llevaran un arma, un casco o un objeto de policía, como premio tenía dos días de franquicia o 10 días de arresto si se dejaba pegar y 15 si se dejaba detener por policías; así es que los militares casi no salían ni peleaban solos.

En aquel entonces, la ruta de los camiones rojos del transporte público, mejor conocidos como “los veinteros”, atravesaba toda la Bienestar Social bajando desde la novena sur por toda la 15 de mayo para posteriormente retornar hacia el centro de la capital, por solamente 20 centavos. Las unidades iban hasta el gorro, muchas personas tenían que irse colgando de los soportes de seguridad del camión y por ello, los choferes tenían hasta dos cobradores. La ruta de los “veinteros”  era por todo el boulevard Ángel Albino Corzo hasta llegar por donde estaba la Prevo para luego conducirse por toda la segunda norte.

Durante el gobierno de Juan Sabines Gutiérrez, y ante las peticiones que le formularan los colonos, el mandatario mandó a construir todo un emporio de infraestructura que comprendió el agua potable, alcantarillado, electrificación total de la colonia, pavimentado de calles, remodelación del parquecito donde se celebraban las tertulias, entre muchas cosas más de las que allí están los recuerdos del trabajo del ex mandatario a quien, los colonos le agradecieron y le siguen agradeciendo que dicha colonia tuviera un cambio abrupto en su estructura.

Hoy, las tertulias han pasado a ser únicamente solo recuerdos de la colonia bronca y rudimentaria, cuenta con casi todos los servicios de educación salud, deportes, centros de abasto como lo es el Mercado San Juan, sus calles, aunque deterioradas por los años todavía guardan los vestigios del empuje de aquel gobernante que aprecio con mucho el apoyo de sus habitantes.

Don Artemio Rojas Mandujano, personaje muy conocido en el ámbito político y popular, ocupó una curul por el Partido Socialista de los Trabajadores hace algunos años, en donde constantemente sostenía férreos debates con sus colegas legisladores del PRI, debido a que sus ideales siempre han sido de corte socialista, quizá eso lo llevaron a que ocupara ese espacio en el Congreso del Estado, pues constantemente sostenía que “debían haber una cruzada contra la corrupción y la confiscación de bienes a todos aquellos que se han hecho ricos a costa del dinero del pueblo”. 

Desafortunadamente, hasta la fecha se puede afirmar que de cada 100 predios, más de 40 de ellos no cuentan con escritura pública y fue durante el gobierno de Roberto Albores Guillen, que por gestiones de la señora Martha Morales, que seguida por un numeroso grupo de habitantes, realizaron por un par de años, la gestión para que un gran número de predios fueran escriturados y con eso dar certeza jurídica en la propiedad de los habitantes.

Se estima que casi tres de cada 100 habitantes tienen viviendas rentadas cuyos costos de renta oscilan entre los mil 500 a 4 mil pesos, pues una gran mayoría de los habitantes poseen viviendas en otras colonias que fueron fundadas después de 1980, fecha en que, Tuxtla Gutiérrez, registra un anárquico crecimiento debido a la construcción de presas hidroeléctricas, personas que procedían de otros municipios y entidades del país, que se han quedado a vivir en esta capital y particularmente en esta colonia en cita.

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