Derivado de la reiteradas embestidas que el crimen organizado propicia en muchas entidades del país, miles de habitantes de aquellas entidades han emigrado a otros Estados con mayor seguridad en su territorio, pues en Chiapas, podemos observar ya radicando a familias neoleoneses, del Distrito Federal, del norte y principalmente de Veracruz y el terruño del propio presidente: Michoacán. Por lo pronto, el presidente de  la Comisión Nacional de Tribunales de Justicia, Rodolfo Campos Montejo, ayer le anunciaba al pueblo jarocho, que esta entidad no está sola en su tragedia, lo que sí no dijo es que solamente tienen la solidaridad o hay participación directa, pues la solidaridad de nada sirve si no hay esfuerzos conjuntos que tiendan a combatir los hechos violentos; asimismo dijo que “no hay que echarle a culpa entre sí, como hasta ahora se ha hecho”, pero yo si le preguntaría y no sólo a los jarochos sino al pueblo mexicano en general, ¿será que, entonces, los gobiernos cuentan con el respaldo de la población para denunciar todo hecho que configure hechos violentos?, ¿será que los aparatos de justicia en el país tienen el respaldo de ese pueblo al que le imparten justicia?; ¿cómo se ha impartido la justicia y si creen todavía los mexicanos en sus impartidores de justicia o hay que hacérsela por propia mano?; yo siento que aquí, el pueblo ha perdido la confianza y sobre todo la secrecía de los informadores no está garantizada en la misma Constitución y tampoco existen los canales adecuados de privacidad de la información para que los denunciantes sean investigados a través de los grupos de inteligencia con los que cada entidad cuenta. Al parecer, no se trata de solidarizarnos con los pueblos atacados por el crimen sino encontrar los mecanismos de la participación del pueblo en general, pues cuando éstos estén garantizados a través de cuerpos de investigación confiables, se hallará un respaldo, pues de qué sirve que alguien se considere como “solón” si los mismos que integran esos aparatos de justicia delaten a los informadores, pues nadie es tan tonto para ponerse la soga al cuello y por si alguien quisiera impugnar el procedimiento de testigo protegido, diría que este método ya está en desuso, hace falta pues verdaderos mecanismos para el combate del crimen organizado, pues un combate frontal como el que ahora se ha implementado hace una mera apología de la máxima que dice que “la violencia engendra más violencia” por lo que hay que ser un poquito más inteligente y de esa forma hallar mecanismo certeros, habría que poner en entredicho la astucia o los tamaños que los que de definen lo definen como “investigadores” tienen, pues en muchos casos éstos señores no actúan como sujetos encubiertos sino como agentes descubiertos, sin las herramientas, el presupuesto, la preparación y los medios para conseguir los fines; es decir, en México se anhelan los fines pero no existen los medios, lo que podrían conllevarnos a concluir que se quiere combatir la delincuencia pero de a mentirita o quizá la estén tomando como un mero botín electoral, lo que sería catastrófico para el pueblo mexicano, pues si la suposición hipotética es así, seguramente conforme se vaya acercando el 2012, la cifra de muertos y de eventos violentos se irá incrementando.